lunes, diciembre 22, 2014

Fjögur píanó



Entonces, un buen día ella lo agarró de la mano. Fue en una tarde despejada de principios de diciembre. Al otro lado de la ventana se veía el cielo claro y una nube blanca y recta... Le agarró la mano, sin titubear, y levantó la cabeza para mirarlo fijamente a la cara. Él también la miró a ella, sorprendido. Sus miradas se encontraron. Él sintió en los ojos de ella una profundidad diáfana que nunca antes había visto. Ella lo tuvo agarrado de la mano, en silencio, durante un buen rato. Con fuerza, sin aflojar ni un solo instante. A continuación lo soltó de golpe y salió corriendo a toda prisa...

... Ella le había sujetado la mano con tanta fuerza que todavía notaba el tacto de sus dedos en la mano izquierda. Esa sensación le duró unos cuantos días. Incluso después de que el tiempo hubiera pasado y la sensación inmediata hubiera disminuido, la impronta que le había dejado en el corazón se mantenía intacta...
(Extractos de 1Q84, Haruki Murakami)

Cuando me encontré con las anteriores líneas fue inevitable rebobinar mi mente y llegar a esa tarde especial cuando los dedos de mi mano derecha se entrelazaron por primera vez con los dedos de tu mano izquierda. Al igual que en el libro, fue un impulso misterioso, que me hizo dar cuenta lo agradable que era sentir la tibieza de tu mano. Percibí que mi acto te había tomado por sorpresa, supongo que fue una de las más inesperadas de todos los tiempos, e intuí que no querías que te soltara.

Caminar de la mano contigo fue un momento clave, me sentí protegido como por un campo de fuerza (o por un biombo quizás). La soledad que me rodeaba retrocedió. Fue un instante de conexión. Con un leve temblor me transmitiste un montón de información que no habías puesto en palabras del todo. Siempre me habías amado y yo en ese momento ya te amaba, aunque todavía no lo descifraba.

Ese gesto marcó por siempre a los personajes del libro, y sin duda ese simple acto también nos marcó a nosotros y trazó nuestro destino. Será que cuando le tomas la mano a la persona de tu vida tienes ese pequeño cortocircuito en tu corazón, esa pequeña chispa que es tan poderosa como la fuerza motora del universo. No hay nada que nos defina mejor como seres humano que el amor.

No sabes lo feliz que me pone saber que a partir de ese día nunca más nos hemos vuelto a soltar las manos...

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