miércoles, diciembre 09, 2015

El desafío más importante

Constanza, estamos ante el desafío más importante que hemos tenido hasta ahora como “nosotros”. En el pasado ya hemos enfrentado situaciones desafiantes en nuestra relación, que han sido pasos importantes y necesarios en toda la maduración de estos ocho años como pareja  y diez años de amistad y que culminan con este momento que actúa como bisagra de una puerta hacia lo infinito.

Desde Agosto del 2012 hemos dormido prácticamente todos los días bajo el mismo techo, excepto en tus travesías, mis viajes esporádicos a Talca o viaje a Charlotte. En tu casa encontré un hogar, que me acogió con los brazos abiertos en un momento de tribulación, después del quiebre con mis padres. Fueron momentos dolorosos que juntos pudimos sobrellevar y el apoyo especial y espontáneo de tu mamá fue sin duda de una inmensa ayuda.

Después vino mi titulación, que estuvo de alta tensión, pero no seríamos los mismos sin esa cuota de dramatismo. Luego vino Evaluerserve y tú terminabas el primer año de Arquitectura, la carrera que siempre has amado. Lo último también significó un desafío, recuerdo que en un momento pensamos que era casi imposible compatibilizar estas etapas distintas en las que estábamos. El amor incondicional ganó una vez más.

Así fue pasando el tiempo, y la que fue la casa de tus abuelos, la de toda tu vida, hemos forjado gran parte de nuestros planes, como el viaje soñado que tuvimos en la ciudad más espectacular del mundo, a la ciudad a la que tenemos que volver para quedarnos. Yo creo que si hubiese un medidor de felicidad, este viaje marcaría el número más alto de la escala. Luego estuvieron los Lollapaloozas.

Hubo planes que no se pudieron llevar a cabo, aunque quizás el tiempo fue sabio. Un intento frustrado de compra en el cerro Florida o el Fiat 500. Pero el azar quiso un día que no encontraras estacionamiento cerca de tu escuela y vieras ese cartel pegado en la ventana del que será nuestro nuevo hogar. Desde ese punto hasta hoy, el tiempo ha ido volando, y estamos a días de cambiar nuestra residencia.

Sé que no es fácil. Dejarás atrás años y años de grandes momentos, de recuerdos de tu infancia que atesoras en lo más profundo de tu corazón. Extrañarás a tus padres, todo el consentimiento de tu madre, las conversaciones, tu rutina. Te puedo decir que te vas a acostumbrar, pero eso no hará más fácil llevar los primeros días. Pero hay algo que ha sido vital y que ha movido y ha definido a la humanidad desde los orígenes, algo de una gran simpleza y tremendo impacto. La esperanza. Eso es lo que nos debe seguir moviendo a nosotros. La esperanza de que vamos a hacer las cosas bien y que no cometeremos errores.

La esperanza es el motor, pero el alma del “nosotros” es el amor. Ese amor que sentimos intensamente en nuestro corazón y con que tenemos que cultivar nuestra relación. Aunque este desafío es complejo, puesto que empezaremos a depender netamente de nuestros esfuerzos, no podemos olvidar que el inicio de todo esto es un sueño que hemos tenido desde hace mucho tiempo y nuestro nuevo hogar es la materialización de este sueño.

No fallaré a mi promesa y siempre te protegeré, porque tú eres lo más importante para mí. No te diré que será fácil, porque te estaría mintiendo, sólo sé que depende del como lo llevemos. Todo sacrificio tiene una recompensa y será algo gratificante, como esa sensación que tienes cuando apruebas el taller a fin de año. Espero que sientas eso mismo cuando veas la casa como el reflejo del proyecto que tienes en tu mente. Yo ya me estoy empezando a sentir así.

Anhelo que llegué ese día, despertar a tu lado en nuestra cama con la luz de la mañana colándose por nuestra ventana. Sé que queda poco y a pesar del ajetreo después de esto  vienen grandes momentos y muchas alegrías. Sólo que nunca perdamos la esperanza.

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